El amor platónico

09.02.2025

Una Mirada Profunda al Deseo y la Complejidad del Amor 


El amor platónico, esa búsqueda eterna y simbólica de nuestra otra mitad, tiene raíces en antiguas narraciones y profundas reflexiones filosóficas. Según la célebre leyenda de Platón, los humanos eran seres completos, casi perfectos, con cuatro brazos, cuatro piernas y una forma redondeada. Sin embargo, tras desafiar a los dioses, Júpiter decidió dividirlos en dos mitades, no solo para disminuir su fuerza, sino también para condenarlos a buscar eternamente su otra mitad perdida. Es en esta búsqueda donde surge la idea del amor platónico: la necesidad de encontrar lo que nos completa.


El Deseo: Una Falta Interna

El deseo, en su esencia, es la expresión de una carencia interna. Es un impulso inconsciente, un espacio que el alma busca para su crecimiento. Desde esta perspectiva, el deseo actúa como motor, empujándonos a conectar con aquello que nos falta. En el caso del amor, esta conexión se convierte en un esfuerzo por complementar lo que no podemos encontrar en nosotros mismos.


El Amor desde Diferentes Miradas

El amor ha sido objeto de estudio y reflexión en múltiples disciplinas, desde la filosofía hasta el psicoanálisis. Ramón Gómez de la Serna lo describió bellamente como "el deseo repentino de hacer eterno lo pasajero", encapsulando la naturaleza efímera y mágica del amor.

  • Psicoanálisis: Para esta corriente, el amor implica una necesidad profunda de proximidad física y emocional con el otro. Es un acto de vinculación que trasciende el pensamiento y busca el contacto.
  • Obsesión vs. Amor: La obsesión, en cambio, es un estado mental donde el otro ocupa nuestros pensamientos sin necesidad de su presencia física. En algunos casos, la obsesión actúa como una barrera frente al amor, protegiendo al individuo de la vulnerabilidad que este conlleva.


El Enamoramiento: Un Lugar de Excepción

El enamoramiento, por su parte, es un estado único, una experiencia que nos coloca en un lugar de excepción. En este estado, el tiempo –nuestro recurso más valioso– se convierte en el regalo que otorgamos al otro. Amar implica dedicar tiempo, cuidar y sostener la relación, alimentando un espacio que, aunque fuera de nuestro control, requiere de esfuerzo y dedicación para mantenerse vivo.

Del Deseo al Amor: Una Necesidad Completada

La transición del deseo al amor se da cuando encontramos algo que completa una necesidad más profunda. El amor, a diferencia del deseo, implica valentía. Es un acto que requiere enfrentar el miedo a la vulnerabilidad, al rechazo, y al dolor inherente de exponernos emocionalmente.

  • Valentía y Miedo: No hay valentía sin miedo. Amar significa avanzar pese a la incertidumbre, sabiendo que existe la posibilidad del rechazo o de la pérdida.
  • El Rechazo: Sentir rechazo no siempre proviene de una negativa externa, sino de nuestra percepción de no ser suficientes. Esta vulnerabilidad puede llevarnos a evitar amar, refugiándonos en la obsesión o el miedo.


El Amor como Contingencia

El amor no es algo garantizado; es una contingencia que se convierte en causa de vida. Es un acontecimiento inesperado que da sentido, una chispa que puede encenderse o no, pero que, una vez encendida, transforma nuestras vidas. Por eso, amar es cuidar y nutrir esa conexión, enfrentando juntos la fragilidad y la incertidumbre.


Reflexión Final

El amor, en todas sus formas y matices, es un acto profundamente humano. Aunque se puede desear sin amar, no es posible amar sin desear. En una pareja, esta dinámica entre deseo y amor crea un espacio de unión donde ambos se sostienen mutuamente, construyendo algo que va más allá de lo individual. Es en esa búsqueda constante de conexión donde radica la belleza y el desafío del amor.